Esto ya no es lo que era...

¡Hola blogueras! ¿Qué tal el inicio de semana? El mío algo duro la verdad, porque estamos pintando el piso y cuando he llegado de trabajar me tocaba volver a montar mi habitación, con sus estanterías, libros y cacharros mil, así que mis ganas de una siesta reparadora se esfumaron de un plumazo. Ains de mi, con lo feliz que estaba yo al entrar en el bloque pensando en mi camita...

Precisamente, en ese momento vuelta a casa nace lo que os voy a contar. Abro el buzón como todos los días y como todos los días veo lo mismo: facturas y propaganda. Pero hoy, algo más esperaba en mi buzón:

Perdonad por la calidad, pero la he hecho con el móvil

Sí, es un catálogo de juguetes. Soy muy navideña, y deseo como la que más que las calles se llenen de luces, los escaparates de juguetes y las calles de gente en búsqueda del regalo perfecto a última hora. Pero estas cosas me tiran el espíritu navideño por los suelos. Estamos a 8 de noviembre, es decir, que queda más de mes y medio para dichas fechas... ¿y ya tenemos catálogos de juguetes? Esto ya es pasarse. Me quita toda la ilusión.

Recuerdo como, cuando era pequeña, abría el buzón desesperada en búsqueda del anisado catálogo, y como hasta principios de diciembre no aparecían. Y ahora acabamos de estrenar el otoño y ya nos bombardean. Además, sólo hay que poner la tele para ver cómo los anuncios de juguetes y perfumes ya se han instalado como dueños indiscutibles de las pausas, los supermercados rebosan mantecados y turrones... y sí, la Navidad siempre ha tenido ese toque de consumismo, pero siento que la magia y la ilusión va desapareciendo      poco a poco. 

En fin, prefiero recordar mis navidades, esas en las que el catálogo de El Corte Inglés era el más grande, el último en salir (y el primero en desaparecer de las estanterías) y el que no traía precios.

Besos.